Esta ermita cordobesa custodia la imagen de la Virgen que
llevaba Fernando III el Santo en su ejército y que es del siglo XII. La imagen
actualmente preside el pequeño espacio desde un templete neoclásico y en el
banco del templete está situado un sagrario de madera dorada y muy simple, en
el que se representa un expositor con la representación de la Cruz en su
interior y otra cruz cerrando el conjunto. La custodia reposa sobre unas nubes
plateadas.
Es una manera popular, muy frecuente, de resolver la
decoración de la puerta de los sagrarios. Para Rupnik estas decoraciones no
tienen sentido porque manifiestan lo obvio, pero son una forma gráfica muy
sencilla de exponer una realidad de amor, de entrega permanente.
Al verla me ha venido a la cabeza una oración de Gregorio
Nacianceno, muy pascual, pero muy vibrante para deleitarse y aprovecharse de
ella delante de estos humildes sagrarios:
Ayer estaba crucificado junto con Cristo, hoy soy
glorificado con él;
Ayer moría junto con Cristo, hoy vuelvo a vivir con él;
Ayer fui puesto con él en el sepulcro, hoy con él me levanto
de la tumba.
¡Arriba!, llevemos ofertas al que por nosotros ha muerto y
resucitado…
Llevemos como oferta a nosotros mismos,
¡El tesoro más preciado para Dios y el parecido a él!
¡Restituyamos a la imagen divina lo que le pertenece:
Reconozcamos nuestra dignidad, honremos el modelo,
Comprendamos la potencia del misterio, por el que Cristo
murió!
(Gregorio Nacianceno, Oraciones 1,4)
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