Madrid Colmenar Viejo Ermita de la Virgen de los Remedios

Cuando se va a rezar delante de la Virgen de los Remedios, en Colmenar Viejo (Madrid), nos encontramos con una pequeña imagen sedente y con el Niño divino sentado en su rodilla izquierda. La imagen es del siglo XII y en su sencillez se llena de belleza, enmarcada en un buen retablo barroco. El Sagrario está compuesto de tres partes, una central y dos laterales únicamente decorativas.
Al ver a la Virgen y el Sagrario, el canto medieval sale espontáneo:

Ave verum corpus, natum
De Maria Virgine,
Vere passum, immolatum
In cruce pro homine,
Cujus latus perforatum
fluxit acqua et sanguine,
Esto nobis praegustatum
In mortis examine.
O Iesu dulcis, O Iesu pie, O Iesu, fili Mariae.

Salve, Verdadero Cuerpo nacido
de la Virgen María,
verdaderamente atormentado, sacrificado
en la cruz por la humanidad,
de cuyo costado perforado
fluyó agua y sangre;
Sé para nosotros un anticipo
en el trance de la muerte.
¡Oh, Jesús dulce, oh, Jesús piadoso, oh, Jesús, hijo de María!


Ella es remedio, eslabón entre nosotros y Jesús eucarístico.
La mirada va de la imagen de la Virgen a la imagen pintada de la Eucaristía y de alli a aquella presencia real que está detrás de esa puerta.
La gran ventaja de esta puerta es que es patente y clara la representación, es como un cristal que deja ver con claridad el interior.
El reborde blanco de la custodia, autentica aureola, fija la imagen con más fuerza y empuja al acto de fe en la presencia viva del Resucitado. Y el racimo de uvas en la parte baja, nos recuerda el vino -la sangre- que el himno con tanto realismo nos ha recordado. Si hay algo en lo que la piedad debe de tener un lugar claro sin alejarnos del sentir litúrgico es en esa decoración de los sagrarios que tanto nos pueden ayudar a mover nuestro corazón.
Es frecuente que el pueblo cristiano se acerque a rezar ante esta imagen de la Virgen, quizá muchos no reparan en la presencia de Jesús Sacramentado, pero el Amor oculto no tiene en cuenta este descuido, y responde con una mirada de cariño a los que vienen a manifestar a María sus preocupaciones para encontrar en Ella el remedio y con gozo escucha como su Madre y nuestra Madre vuelve a repetirnos: haced lo que El os diga, porque Ella sabe que la solución está en su Hijo aunque Ella reciba nuestra oración y sea verdadera Omnipotencia suplicante.

Key Words: Custodia, Uvas