Madrid. Robledo de Chavela (Estación)


Sacristía de la pequeña Iglesia llamada de la Estación en Robledo de Chavela (Madrid).

Este Sagrario, sencillo y quizá de no mucho valor, es sin embargo representativo, de un tipo de Sagrarios, del siglo XX, donde se une la piedad popular con el amor a la Virgen.
Aunque la iglesia titular de la localidad lleva el nombre de La Asunción, este sagrario no es el primitivo, que no se conserva, sino que se compró no hace más de 20 años.
Es un paralelepípedo de madera, excepto la puerta, un adorno superior y las tortugas donde se asienta el Sagrario, que son de bronce.
Tres elementos valiosos descubrimos en él. El primero es la portada que representa la Asunción de la Virgen con ángeles entre nubes que suben a su Señora al Cielo.
A simple vista podemos pensar lo poco adecuado de una portada así con un Sagrario y lo que contiene, pero también se puede pensar que ese cuerpo que está representado fue el que dio el Cuerpo al que está contenido gloriosamente en el Sagrario. Jesús Hombre Triunfante, ahora está en el Cielo junto a Dios Padre y está sacramentalmente presente aquí.


Fácilmente se recuerda una estrofa del Himno Aurora velut fulgida de la Solemnidad de la Asunción, donde se lee:
Al que había dado calor en su seno
y colocado en un pesebre,
lo contempla ahora,
como Rey del Universo
desde la gloria del Padre.
 Y ante la evidencia de su grandeza y de su situación privilegiada, surge la petición, también sacada de otro himno de ese mismo día (Gaudium mundi), de sus pobres hijos que estamos en la tierra contemplando a través de un velo a su Hijo Sacramentado:
Oh Virgen María,
Gozo del mundo y estrella nueva del cielo,
que procreas al Sol,
y das luz al Obediente,
auxilia a los caídos,
socorre a quienes somos caducos

Vale la pena fijarse en la figura de la Virgen: la mirada en el Cielo, los brazos en actitud de oración y su imagen enmarcada con un sol, que enmarca a la Cruz. Es todo un modelo de vida cristiana: pies en el suelo, santificando esta tierra, mirada en el cielo, atentos a la voluntad de Dios, y todo enmarcado en la Cruz, señal del cristiano y camino seguro para llegar al Cielo.
El elemento superior, embellece claramente el Sagrario y ayuda a bajar a la realidad del amor encerrado en el Sagrario, que, aunque esté el Cuerpo glorioso del Cristo, nos hace recordar que el Misterio Pascual, comienza con la Muerte del Dios hecho hombre en la Cruz. Nosotros como esos dos ángeles adorantes, debemos también mantenernos en adoración profunda ante ese Dios hecho hombre que perdura con nosotros en la Eucaristía.
El último elemento es las tortugas sobre las que se asienta el Sagrario. Tienen muchos significados, pero en nuestro caso nos hablan de dos cosas: la eternidad. En el Sagrario está el Eterno. Las mismas tortugas tienen su cabeza vuelta hacia arriba, señalando y mostrando a su Creador, al que es verdaderamente eterno. La tortuga, con su lentitud, su calma, puede que nos está invitando a que no tengamos prisa cuando estamos delante del Sagrario, a que degustemos el silencio del Kyrios, que nos sumamos en la contemplación, que no nos cansemos de adorar.



Key words: Asunción. Tortugas.