Etamos ante un retablo barroco del siglo XVIII, que fue el altar
principal de la antigua Iglesia parroquial, que se derribó para constrir una
más espaciosa en 1974, pero los elementos antiguos se conservaron Se encuentra a la izquierda de la entrada.
El Sagrario tiene en su puerta una
representación del Pie pelicane, dando de comer de su propia sangre a sus hijos,
que están a sus pies.
En
la antigüedad se creía que el ave se picaba en el pecho así misma para dar de
comer a sus hijos su propia sangre y así salvarlos. Lógicamente se ve enseguida
una imagen de Jesucristo que da hasta la última gota de su sangre para
salvarnos. Y así es una figura apropiada para mostrar la presencia redentora
del Cristo triunfante en el Sagrario.
Eusebio
(+340). comentando el Salmo 101,
dice que el pájaro que se nombra en el versículo 7 es un pelícano, y que mientras que
la serpiente, mata a sus propias crías, el pelicano se levanta sobre el nido y
se hiere el pecho hasta sangrar, haciendo caer su sangre sobre las crías muertas
que a
su contacto vuelven a la vida. Y en esta misma línea, San Agustín (+430)
desarrolla más o menos las mismas ideas al comentar este salmo.
El
símbolo fue abandonado, pero volvió a aparecer en algunas vidrieras en el siglo
XIII, simbolizando a Cristo que derrama su propia sangre para la salvación del
mundo. A partir del siglo XVII vuelve a ser frecuente
El
resto del adorno del Sagrario son siete ángeles
en la parte superior y dos floripondios laterales. Todo el sagrario reposa
sobre una base ornamentada. El conjunto es bello y armónico y rebosa amor a la
Eucaristía.
En
esta misma capilla se ha incorporado una estatua orante de San Josemaría recordando que fue la primera Iglesia en la que rezó en Andorra, después de atravesar la zona republicana española en 1937 para pasar al otro
sector.
Aparte
de este sagrario hay otros dos. Uno adornado de espigas, el pan que se convierte en el Cuerpo del Señor, el Pan de
vida, que preside la nave central y otro en una capilla justo a la entrada de
la Iglesia, para las misas en el crudo invierno andorrano, muy sencillo y
adornado con una cruz limpia y un
fondo de retablo, en el que se lee en catalán: “donde estén o tres reunidos en
mi nombre allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20), que son de los años de reconstrucción y ampliación
de la Iglesia.
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